Fernando Delgadillo
Fernando Delgadillo - De Como El Que Sabe Sabe songtekst
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Al fin de esta cantaleta brincoteó hasta mi lugar, se dio una hábil marometa y me invitó a participar. -Ande, anímese.-Me dijo- ¿qué tiene usted que agregar? A lo que yo respondí: -nada hombre nada ¡qué va! Siga usted, cuéntelo todo, diga lo que quiera y más; yo esperaré mi momento, ya le atraparé algún cuento y entonces sí que me oirá. -Pamplinas- Dijo- futesas, amenazas nada más. Y siguió hablando patrañas. Yo aguardaba silencioso maquinando un tenebroso maquinando un tenebroso plan astuto y arriesgado. Obstinado y peligroso con heroísmo suicida juré desenmascararle aunque perdiera la vida. Él, en tanto, se expresaba como gran conversador. Y le oí lo que esperaba, de las mentiras la peor. Que fue invitado una mañana de un gran investigador, y que era financiadora la agrupación cortesana. Que asistió al experimento en el que habían descubierto pues que la tierra era plana y que era todo de momento. Pero yo escuchaba atento y dominando otras teorías taché de supercherías sus embustes y sus cuentos y le interrumpí: -Momento caballero, son habladas; he aquí una persona culta a la que mantienen callada por el uso de la fuerza. Pero anuncio que esta farsa voy a desacreditar. Yo levantaré el suspenso de mi velo de silencio, y que brille la verdad como una espada vengadora que en mano conocedora siempre infunde claridad. Sepan hoy pues, los amantes de la ciencia y la cultura, que en un pliegue de mi capa y donde faltan seis costuras, guardo escondido un real mapa de la Tierra y sus contornos. De los viajes y retornos de intrépidos navegantes que aportan interesantes descubrimientos por mar, y, que ante tanta concurrencia valdría la pena aclarar. El plano que ven ustedes tiene una forma indicada de mirarse y a la que ha llamado el rey La Cartografía Explicada. Y, éste es el modo correcto de estudiar cartografía: el sur, debe estar abajo, el norte... creo que es arriba, y el oriente y el poniente a su extremo cada cual. Y el mundo debe observarse conforme a la nueva ley, porque así lo manda el rey, desde un plano vertical. Y, una vez puestos de acuerdo en estos simples pormenores, vamos al grano señores y aclaremos este enredo. La teoría de que la Tierra es plana fue considerada llamémosle obscurantista, hoy, vetusta y retrasada. Y, observen mi mapa atentos. Antes, no me digan nada. Notan ustedes lo mismo que tengo ante la mirada... pues, que la Tierra es cuadrada y es todo cuanto sabemos. Se oyeron gritos de miedo y risas de incredulidad, porque a veces la verdad aturde y causa revuelo si se expone así sin nada. Pero ahí había una mirada que observaba con recelo la veracidad reciente y contundente de mi plano. Que ondeaba como señal, en esa tarde de verano en que se acercó e profano conde Bruno del Breñal. Y me dijo: -así que tiene un mapa mundi en su poder, le exijo que me deje ver si es un plano autorizado, que hoy en día y por todos lados graban lo que más conviene. Yo le dije: - aquí lo tiene caballero, échele un ojo, y no me permita el enojo de tener pues que guardarle antes de que se convenza. Conque acérquese a mirarle y dígame ¿qué es lo que piensa? Se me acercó sin tardanza y se colocó a mi lado, lo miró con desconfianza y dijo algo perturbado. -Pues tiene el nombre del rey, y de muchos concejales, y creo que también usted tiene quince emblemas reales. ¿Quién es usted? -Me indagó-, nada tengo que decirle- Respondí-, esa pregunta debió hacerla antes de irse de la boca, sí señor, a tal extremo que en vez de participante del saber, parece el dueño. Lo miré frunciendo el ceño e iba sobre él sin tardanza, más se atravesó un pequeño que interrumpió mi venganza. Siempre he respondido atento las preguntas de los niños, así que voltee a mirarle y le pregunté: -¿Qué te pasa hijo?, di ¿qué te tiene intrigado? A lo que el rapaz me dijo con sus escasos siete años. -Óigame, pues yo no creo vivir en un mundo acostado, porque entonces si así fuera no podría escupir parado. Ni tendría yo la mollera para arriba y el tamaño no sería cuestión de altura, sino de gordura y de ancho. Ah, y no me vuelva a decir hijo, tendría yo que estar tarado. y corrió con sus papás, a donde ya no le vi más. Yo le escuchaba paciente e iba a contestarle cuando vine de pronto a acordarme que eso no lo había pensado. Y muchos menos preguntado al rey en el momento cuando me entregara la teoría de La Cartografía Cuadrada. Nadie le criticó nada ni dijo "esta boca es mía". De modo que estaba a punto de brillar por mi insapiencia, cuando entre la concurrencia surgió una voz conocida, y era la del conde Bruno que iluminado decía: -Su teoría es muy acertada y aún si la Tierra es cuadrada, ¡Diablos! no tiene por eso que perder su cara plana. A esto le llamo progreso. Y acostó e mapa en el suelo y dijo que las dos teorías se unían ambas, y explicábanse notable mejoría. Y vino a preguntar de nuevo... -¿o no es así compañero? -Bueno, supongo que sí.-Corroboré-, este... más o menos. Y entonces lo que me dijo me acabó de convencer. -No me venga con modestias, -exclamó-.No se haga el tonto, no olvide las consecuencias de antiguas interrupciones. Caballeros, venga venga un fuerte aplauso cariñoso a este gran hombre de ciencia, que domina planisferios y cartografías modernas. Y entonces, y ante ese aplauso yo también me presenté, y así finiquita el cuento: Hombre letrado por ley y por si no me conocieran... Marcabrú, juglar del rey.